cat | cast | eng

Alfons Borrell

Pintura

Verdaderos iluminaciones profanas son las obras de Alfons Borrell, sus papeles y sus pinturas. Con total humildad y con una audacia nada habitual, Borrell, desde finales de los años ochenta, ha centrado sus técnicas pictóricas en el collage y la monocromía. Con la máxima simplificación, la tela se suele dividir en dos o más formas geométricas rectangulares. La aparición de leves rasgaduras en los bordes de los fragmentos de telas pegadas o la evidencia de las diferentes intensidades de la pincelada en las superficies monocromas convierten a menudo los signos frágiles y característicos de su lenguaje. Los elementos gestuales, esenciales en la primera etapa de su pintura, casi son reducidos a la mínima expresión. Ciertamente, más cercano al antipintura que el virtuosismo técnico, Borrell ha hecho, en consonancia con la estética oriental, del azar y de la dialéctica entre el vacío y el lleno los centros de su práctica artística. Ahora bien, tal vez es en el impacto cromático que es más reconocible su estilo inconfundible. Los rojos, rosas, naranjas, azules, verdes, ocres o grises puros de su obra le delatan como un pintor mediterráneo. El debate, el diálogo y la luz que emergen del color de sus pinturas, cual aparición clara del éxtasis místico de la tragedia de la existencia, de la serenidad de la naturaleza en su quietud o de la joie de vivre, son una invitación franca a la contemplación, la reflexión y el placer estético.

Manuel Guerrero