Se trata de una propuesta que versa sobre la representación de la figura humana en la obra de Guinovart, pero no en un sentido estricto de su etapa figurativa como fase del artista sino en su amplio sentido representacional del rostro y del cuerpo; su construcción y deconstrucción. Esta narrativa busca focalizar la atención en obras que desmaterializan la sustancia visible e invisible de la que estamos hechos para crear significados nuevos.

La dimensión de una existencia deconstruida es una constante en la obra de Guinovart. Podemos pensar como se hace tan presente en su trayectoria y como se va configurando paralelamente en su evolución artística. Es el arte entonces por él un medio para crear un alma nueva? Oscar Wilde en El crítico como artista (1890) plantea esta idea y cuestiona el sentido del artista también como observador reflexivo: «el alma es a lo que el arte se dirige, y el alma puede ser prisionera de la mente, al igual que del cuerpo ». Un planteamiento que en este caso se hace se hace fuerte y se reconoce en una forma de expresión de extrema sensibilidad y inventiva.

Pero ¿Qué significa fragmentar? ¿Qué significa partir para luego volver a un todo diferente? ¿Qué significa ver el todo desde el margen? En su obra, en el uso del color, de las texturas, en la representación de una parte para atribuir un nuevo sentido, metonímicamente convierte en una pulsión y manifestación de una coherencia confrontada entre el detalle y la universalidad de las cosas.

La exposición plantea un discurso no lineal sobre esta idea de deconstrucción del cuerpo para amparar una búsqueda específica del espiritual a partir de una fracción material consciente de que, al mismo tiempo y desde un punto de vista artístico, representa un punto de vista no convencional o, simplemente, la adopción de un punto de vista propio y único.

Maria Cleofe Campuzano
comisaria