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Jordi Cerdà

El Bosque del Siscar. Paisaje adormilado

Jordi Cerdà, tras una larga carrera de trabajo metódico en el que siempre se ha movido entre la reflexión teórica del arte y el artista y la reflexión lúdica de carácter poético y surrealista, nos presenta un trabajo de quince piezas actuales más una de realizada en su etapa formativa, donde presentaba un temprano homenaje a Guinovart, también presente en este Espacio. La obra de Cerdà abre una reflexión sobre el paisaje y las construcciones de un lugar geográfico concreto: el Bosque del Siscar de Agramunt, que está ligado a la historia familiar de Josep Guinovart.

En la sensibilidad vital de Guinovart, Agramunt es el detonante de los sufrimientos y recuerdos de la infancia ligados a la guerra civil. Agramunt, una tierra castigada donde se refugió con su madre cuando huían de Barcelona, ​​es su particular Guernika. Cerdà, a partir de este lugar maltratado por la guerra civil, nos presenta unas imágenes fotográficas actuales en las que plantea la persistencia de la memoria, el recuerdo y la historia confrontados en el amnésico siglo XXI.

El paisajismo constituyó uno de los campos de batalla de renovación pictórica, especialmente en el siglo XIX. Romántico, realista o impresionista, el paisajismo remite a la bipolaridad entre el hombre y la naturaleza, entre cultura y vida, entre arte y realidad. Esta misma dicotomía desde una visión post-romántica de carácter conceptual es la que plantea Jordi Cerdà en su obra. En sus dípticos, trípticos y polípticos, de arraigada estética romántica, trabaja una relectura de unos paisajes actuales que se difuminan en la memoria fraccionados, manipulados, y que nos remiten a hechos vividos por el artista que da nombre a la espacio Guinovart.

Más allá de esta lectura, Jordi Cerdà plantea una reflexión sobre la historia de este lugar y sobre el inconsciente que parecen guardar los muros, las piedras y las texturas de una tierra tan especial como la de Agramunt, encontrando el esencia y llevándonos a la abstracción total. Mas Timón, centro de la resistencia de la guerra civil, se nos presenta como una runa vertical rodeada de diferentes plantas de construcción en una reflexión sobre la destrucción y la construcción.
 
Con una gran belleza plástica, manipulando con láser las fotografías y coloreando hacerlo con un gesto que en algunos casos se acerca al más puro primitivismo, atrae al espectador hacia una reflexión sobre la imagen y el significado de un lugar cuestionando los códigos del sistema visual. La manipulación conceptual que Jordi Cerdà elabora a partir de un elemento tan objetivo como la fotografía, aparentemente neutra y científica, nos transporta a unas evocaciones de una belleza misteriosa y un amplio horizonte interpretativo de raíces magrittianas. De este modo, la espadaña silenciada de una ermita callada, la piedra de moler que quizás un día lo desmenuza todo, los muros que no limitan con nada, las escaleras que no llevan a ninguna parte ... todo envuelto de una luz y un color que crea una aureola mágica y misteriosa, que nos cautiva adelante y atrás en el tiempo, es lo que hace de la obra de Jordi Cerdà un gran trabajo lingüístico de arte contemporáneo.

Parecen paisajes sin historia, pero cada uno de los fragmentos representados esconde una historia que ha sobrevivido a la mano destructora del hombre, quedando como testimonio de la barbarie humana, superando el paso del tiempo, lo que les permite acercarse más a nuestro pasado. Son imágenes portadoras de una historia, de un lugar con toda su carga de inconsciente que nos hace buscar en la memoria y rompe los límites reales de lo que nos rodea.

Paisajes que forman el espíritu de todo un mundo en proceso de cambio y que tenemos congelados en conceptos e imágenes dentro de nosotros nos llevan a una reflexión: ¿qué vemos ?, ¿qué pensamos? Incluso nos llevan a encontrarnos con nuestro pasado y nuestro presente como hombres, como mujeres y como pueblo.

En esta serie, Jordi Cerdà, a la hora de recrear el paisaje adormilado de Agramunt, nos abre un interrogante sobre el concepto que quiere presentar a los espectadores. Crea una tensión entre belleza estética y concepto mental, entre realidad e inconsciente, entre historia y memoria, entre recuerdo y realidad.


Joaquín Ragón Cardoner
Esther Villafranca Merced