El Espai Guinovart de Agramunt muestra  dibujos y aceites recientes de Lluís Trepat, una ocasión extraordinaria para conocer el estado último de su obra y para recordar su gran condición de dibujante.

En los últimos años el mundo pictórico de Lluís Trepat se ha empapado de intimismo. Por todo aparecen escenas de ámbito familiar: su esposa, sus hijos, su perro, interiores y exteriores propios, que suceden en aquellos interiores del ensanche barcelonés e introducen, incluso, detalles de naturaleza, sólo transformada cuando regresa en el Talladell y representa los horizontes abiertos de la Segarra.

Los dibujos que se exponen ahora en el Espai Guinovart resultan evocativos de la actitud que Lluís Trepat adopta en la madurez. Ligeros, simples, intensos a la vez que lúdicos, enérgicos, excepcionales al fin.. El autor capta nuevamente bañistas o anécdotas insólitas, como una sala de espera de aeropuerto. La figura humana centra siempre su atención, tomada a través de las líneas negras de la tinta china o sutilmente del trazo del lápiz, componiendo perspectivas imaginadas de un expresionismo impactante, subrayado ahora por una mancha o ahora por pinceladas que iluminan la tonalidad de la escena y las parecen a pinturas, a estas telas de vigorosidad cromática que juegan con sabiduría a evitar el color negro y explicar que los complementarios se ordenan entre sí para describir el oficio del pintor, de la fruición entre la línea y el color, y para insistir en que la realidad basta para trascender la pintura.

Josep Miquel Garcia.
Enero 2001