Guillem Llabrés es un artista vocacional, con aptitudes naturales para la creación y un gran oficio. Su pintura es el resultado lógico de su mundo interno, un mundo regido por la música. Músico-pintor no es un binomio en él, sino una misma cosa, la música es una necesidad que marca y transporta la magia a su creación, ha sido ella -la música que le ha llevado lógicamente a la abstracción, principio sin el que no se puede entender su obra.

Una abstracción con misterio, rica por el juego de los ensayos y descubrimientos con los más diversos materiales, a veces las texturas y otros sólo la simplicidad de la pincelada clásica al servicio de la estética más pura. Una pintura sólida por su riqueza cromática y la fuerza del trazo, una obra honrada y humana, con una capacidad mágica para convertir la música en plástica; también se puede encontrar en sus trabajos la gestualidad, los signos, la escritura como en el caso de esta exposición.

Guillermo es un solitario que entiende la vida y la creación de una forma personal, en silencio, lejos de la «parafernalia» del mercado. Es un libre pensador que hace la guerra por su cuenta, rechaza el sistema y reivindica la pintura por la pintura.

Lourdes Sampol