Maria Girona transmitió a la pintura de posguerra una sensibilidad poética, deteniendo su atención en los fragmentos de la realidad que siempre le han acompañado, el paisaje y la naturaleza muerta, una inspiración que se inscribe en la tradición mediterránea, que asimila cultura y paisaje, y que del Novecentismo desde convive y transfigura sentimientos y sensaciones a través de estos temas íntimamente subjetivos.

La exposición de catorce pinturas que ahora presenta en el Espai Guinovart de Agramunt permite recorrer tanto sus trabajos más recientes, como servir de testigo y de correspondencia con la personalidad y obra del mismo Guinovart. La selección ilustra como los temas son inherentes a las vivencias de la autora y con ella transmiten una convicción de la vida a través de sus testimonios reflejados: Granada, Cap de Creus, Normandía o Nueva York o la constatación de la luz en sus construcciones de flores y frutales

Josep Miquel Garcia