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Homenatge a Guillem Viladot

a la mem貌ria d'en Guillem

Decía Josep Vallverdú, y no hace mucho, que desde su traspaso, en Guillem Viladot y su obra plástica y escultórica desvelan cada vez más de interés. Y lo decía a raíz de los muchos actos que se van sucediendo para ir manteniendo viva su memoria.

El Espacio Guinovart ha querido también sumarse, a estos más que merecidos reconocimientos a Viladot, y lo ha hecho con una exposición que va más allá del recuerdo y que es planteada -así ha intitulat- como un homenaje. Un más que merecido reconocimiento a todo un conjunto de obra y al hombre que la ha hecho posible. Porque, ciertamente, no se puede hacer un homenaje a la obra sin hacerlo al hombre que la ha hecho posible.

Se reúnen, en esta exposición colectiva, más de treinta artistas de toda Cataluña (incluyendo la exposición Poesía Visual Catalana con la colaboración del Centro de Arte Santa Mónica) para homenajear la vertiente más plástico de en Viladot: en Viladot de Lo Pardal. Aquel Viladot que sabía expresarse con el lenguaje de otro alfabeto. Aquel Viladot que por boca de Carlos había sentenciado que quien se pone terco en un solo lenguaje no es para defenderse sino para esconder los otros que ignora

Más que un artista plástico, en Guillem fue un poeta objetual. Y su poesía, más que materializarse con formas y colores, se materializaba con objetos y formas. Y es que Viladot subió los últimos vagones del tren de las Vanguardias, por lo que realizó su obra en la frontera entre la literatura discursiva y el mundo del grafismo, y el resultado de todo ello no di otro que la poesía objetual . En la base de su poso teórico, Freud y el psicoanálisis. También Lacan. Y sobre todo el lenguaje, siempre el lenguaje. No por azar el mismo Guillem había manifestado que "el lenguaje se hace cada día más rápido, más breve, que se vale sólo de frases cortas, cada vez más concretas, procurando de sintetizar al máximo el pensamiento". Es por razón de síntesis, pues, que el lenguaje Viladot se volvía cada día más plástico y, al mismo tiempo, también por esta razón de síntesis, el poema iba dejando de ser una entidad discursiva para pasar a ser una entidad casi exclusivamente visual, donde el lenguaje quedaba reducido a las mínimas palabras. Solo en letras o en sumas de letras. Y este discurso Viladot no era para el gran público. En Guillem lo sabía y lo quería. Por eso formaba parte también de su creación disfrutar del público que él consideraba cómplice de su creación. En Guillem gustaba hacer de cicerone de su obra a aquellos pocos con los que se establece comunicación con la obra. Y los amigos y conocidos eran su mejor receptor. Sobre todo en Lo Pardal.

Y este es otro de los aspectos que aquí hay que destacar. Esta exponga ción del Espacio Guinovart reúne compañeros y conocidos del oficio. Pero esta exposición reúne sobre todo también obra de amigos. De aquellos, todos, que bajo la mano silente y sabia de Josep Guinovart han querido homenajear el artísticamente. Y lo han hecho con palabras, con tonos y con sonidos, los de cada uno. Seguramente el mejor homenaje que se ha podido materializar al Guillem Viladot que tan gustaba saberse amigo de sus. Y aún, un homenaje hecho a sus lares y desde sus lares. Y para luchar contra el efímero es que todo aquel más que merecido reconocimiento se ha dado a la estampa, porque cuando nos plazca podamos disfrutar en forma de objeto tangible. Y guardar memoria.

Carmen Vidal Huguet
Directora del Instituto de Estudios Ilerdencs