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Jos茅 Luis Cuevas

Obra sobre papel

José Luis Cuevas
México DF, 1934

Pintor y dibujante mexicano casi autodidacta, comienza una serie de dibujos sobre el tema de la prostitución y más tarde expone, a partir del 1955, en la galería Edouard Loeb (París). El nerviosismo del trazo y la destreza de la atmósfera caracterizan su trabajo plástico. La influencia de Picasso es muy sensible, incluso por la repetida presencia del artista en medio de sus escenas. Con la serie Los funerales de un dictador obtiene el premio al mejor dibujante de la Bienal de Sao Paulo (Brasil) de 1959.

Entre sus innumerables exposiciones se encuentran las realizadas en el Museo de Arte de Lodz (Polonia, 1976); el Museo de Arte Moderno de la Villa (París, 1976); el Centro Cultural de la Villa de Madrid (Madrid, 1977); el Museo de Bellas Artes de Bilbao (Bilbao, 1985); el Museo de Arte Moderno de Montevideo (Uruguay, 1989); el Museo Casa de la Moneda (Madrid, 1997), y el Museo Centro de Arte Reina Sofía (Madrid, 1998), entre muchos otros. Su obra pertenece a múltiples museos de América Latina y Europa

El sentido del espacio en la obra de José Luis Cuevas (México DF, 1934) se conforma en el juego de límites, en su interacción con las formas que va creando. Crear un sitio significa poner límites, delimitar introduciendo un espacio o vaciándolo. Quitar el espacio de cualquier dibujo es, para Cuevas, configurar un sitio, entre la vida y la muerte, desde donde contemplar el horizonte y entregarse a la luz y al trazo que la propia luz crea. El arte de Cuevas brota, es un juego incesante de formas, volúmenes, lenguajes. Todo se combate y se recrea la vez. Sentido inverso de la realidad: estructuras que producen movimiento, sonido.

Mientras en Europa se estaba imponiendo la obra de los expresionistas abstractos como Willen de Kooning, Pollock, Esteban Vicente, Franz Kline y Robert Motherwell, es cuando José Luis Cuevas realiza sus célebres litografías sobre la obra de Quevedo, Kafka y el Marqués de Sade. La figura respira, signo que encarna una oscura voluntad de creación; al mismo tiempo, el trazo se despliega secretamente en cada línea. Sueño mineral que se disuelve en el espacio: contradicción sensible, el espacio no se toca, se percibe. Color y forma están unidos en un contexto altamente poético. En algunos dibujos y grabados, el artista vuelve a "recomponer" las figuras, les da una composición para conseguir el efecto deseado. Le gusta contrastar superficies: trabajar en la organización del espacio, romper, rasgar, es decir, unificar.

Azar electivo, como decía André Breton. Plenitud y vacuidad, juego visual y poético para conformar un lenguaje. Símbolo que es mejor y peor. El símbolo es realidad e irrealidad, juego lingüístico que encuentra un significado importante en la obra de Cuevas. Este aprovechamiento no sólo evoca su creatividad figurativa, donde recrea agonías, crímenes, cúpulas, desvaríos, monstruos y monstruosidades humanas. De manera atrevida y sarcástica, se pierde en múltiples imágenes que van generando una cierta gestualidad expresionista, lo que situó su obra, junto con otros artistas latinoamericanos, en un fecundo espacio que recapitulaba críticamente el pasado, próximo y lejano, y que despuntaba como una fabulación reinventiva de la figuración.

Cuevas ofrece una lectura de su trabajo que está por hacer, y no sería en vano, porque subraya la naturaleza de una obra que no culmina aún, sino que ha convertido su lenguaje en materia artística, en un creador sin retorno , pero sí en el centro "Reformuladores" del cambio estético contemporáneo. Es decir, toma y retoma una voz poética poblada de símbolos que van más allá del epitafio del arte. Cuevas respira aires inéditos constantemente y cada trazo es una fugaz imagen nostálgica, es una meditación sobre el inicio de imaginar sin prisas para desentrañar la complejidad cotidiana, al tiempo que fundamenta conceptos cognitivos de su actividad artística: línea, movimiento, signo que se encuentra perdurable. Cada trabajo resulta complejo, rico y deslumbrante.

Fragmento de "La imaginación del instante: signos de José Luis Cuevas", de Miguel Ángel Muñoz