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Ignasi Aball铆

P贸sit

Ignasi Aballí se percata del exceso de ruido, de sustantivización, de marca, de objetos, de yo, y de cómo este exceso va en detrimento del sentido, de la conciencia propia. Así, se propone desconstruir (o reconstruir) la naturaleza del hecho creador y, con ésta, de la identidad que se desarrolla en la dialéctica entre nuestra voluntad y el mundo. ¿Y cuál es el factor, el vehículo y el sustrato de todas nuestras acciones y de su posible sentido? El tiempo.

Aballí sigue un método singular: dejar hacer, no hacer sino que el tiempo pinte, modele, componga, haga. Lo ha puesto en práctica con la obra de arte (por ejemplo, en su lienzo cubierto del polvo adherido durante años) y también en lo que la rodea, legitima y comunica: la exposición. En 2008, en el Museo de Portimão, dejó su cámara fotográfica dentro de una vitrina y se comprometió a no hacer foto alguna durante el tiempo que durase la muestra. Para el Espai Guinovart de Agramunt, Aballí ha propuesto un trabajo específico. Pero no hay ninguna pieza en él, ni el artista ha producido nada, sino que la pieza es una exposición. Pòsit (Poso) es una exposición de obras que Aballí ha ido acumulando a lo largo de los años, por interés o casualidad, de Josep Guinovart. Lógicamente, como exposición es muy modesta, mínima y fragmentaria, comparada con lo que se puede ver sincrónicamente en el Espai Guinovart, donde se ofrece una selección muy notable de obras.

Aballí presenta una obra que no es tal, que no ha sido hecha sino recogida (después de constituirse al azar del tiempo) y que ha sido producida por otro autor. Lo que vemos en ella es lo que le queda físicamente a Aballí de Guinovart: un poso, es decir, lo que el tiempo ha ido decantando, por oposición al depósito que se constituye deliberadamente en el afán protector de ahorro y de previsión de futuro. Aballí recontextualiza estos vestigios, pero no se trata simplemente (como ya habían hecho antes los informalistas y los neorrealistas) de detritos, sino de la ausencia, que es una especie de presencia particular, en negativo, tanto del autor (Aballí?) como del productor (Guinovart?).

Aballí prefiere inventariar, clasificar, recoger sin acumular o atesorar, para hacer visibles procesos y realidades. Frente a la cultura contemporánea del consumo y de la cantidad, ofrece una alternativa tan discreta como contundente. En último término, quizá es éste el aspecto que reúne a dos artistas tan diferentes generacionalmente y por los contenidos: esta especie de ecología fundamental. Guinovart la expresa de manera romántica, Aballí lo hace de forma económica. No varía su pertinencia.

Àlex Mitrani