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Guinovart, a l'Abadia de St Joan de les Abadesses

Josep Guinovart

Sant Joan de les Abadesses

Dentro de los merecidos homenajes a Josep Guinovart es bueno que se tenga en cuenta la influencia que el arte románico tuvo a su obra. Y es bueno que la exposición se haga cerca de un monasterio, en gran parte medieval, como San Juan de las Abadesas.

No es gratuito que el arte contemporáneo catalán y de otros países tenga en el arte románico, el arte que se extiende por Europa los siglos XI y XII y que en Cataluña tiene un valor especial, si consideramos la pintura mural y sobre tabla conservada, un punto de referencia muy potente. Si oponemos arte románico y arte gótico, también y más numeroso en Cataluña, vemos que estamos ante dos visiones del todo diferentes.

Desde los siglos II-III, la sociedad y la cultura de la antigüedad tardía, más preocupada por el más allá y por la salvación de las almas, comenzó a abandonar las formas que se podían ver en la naturaleza. El pensamiento de Platón, que oponía la materia (inferior) al mundo de las ideas (superior), fue reelaborado por los primeros pensadores cristianos de modo que, la representación de las formas materiales, sensibles, era sustituida por la representación de las realidades sobrenaturales, invisibles a los ojos del cuerpo y visibles a los del alma. La imagen se convertía así una vía anagógica hacia Dios. El gótico supondrá abandonar esta visión y volver a la filosofía de Aristóteles, volver de alguna manera a observar la naturaleza. (...)

Pero este mirar el románico de los artistas catalanes, que buscan en el románico catalán sus antecedentes artísticos, aunque cada uno de ellos siga su camino dentro del arte contemporáneo, es algo que vamos a encontrar de manera clara en varias obras de Guinovart. Y lo encontraremos brevemente desde el punto de vista formal y, sobre todo, desde el punto de vista conceptual. (...)

Así, en la obra de Guinovart encontraremos una primera etapa, alrededor de los años 50, donde las características formales del románico están presentes: la frontalidad y el hieratismo; dominan las dos dimensiones (y no tres); la perspectiva es jerárquica; la luz es toda y homogénea, no crea sombras ni matices; es visible un gusto por los colores variados y contrastados, normalmente planos; tendencia a la imagen conceptual, ya menudo con connotaciones simbólicas. Y los rostros tienen el esquematismo del románico. (...)

En la segunda planta del claustro del Palacio de la Abadía de San Juan de las Abadesas se presenta, en esta exposición, otro aspecto en la obra de Guinovart que expresa la vinculación del artista con su tiempo, tomando partido, menudo, en su arte, en la realidad desde un punto de vista social y progresista y adquiriendo compromiso político. Recordemos en este sentido sus obras El Che (1967), Homenaje a Allende (1973), Homenajes a Garcia Seguí I y II "El chico del azúcar" (1975).

En su pintura hay muy a menudo referencias musicales y literarias. En cuanto a música pensamos en Blues (1952), Dizzie Guillespie (1986) y, en esta exposición, la serie de 8 estampas dedicadas a Carles Santos (2006). Hizo programas de mano de sesiones de jazz y los dibujos para la Antología de Cantos espirituales negros, publicada por Cobalto.

En cuanto a referencias literarias, a parte de la serie de 8 guitarras en homenaje a Federico García Lorca de 1998, encontraremos la serie Poeta en Nueva York (1998) y también los homenajes a Màrius Torres (1998-2000), a Pere Quart (La vaca de mala leche, 2000), Salvat Papasseit (1963 y 1964), JV Foix y a Miguel Hernández, entre otros escritores.

Creemos que Josep Guinovart es uno de los artistas más importantes de la Cataluña del siglo XX y que es indispensable que ocupe un espacio fijo en un Museo de Arte Contemporáneo Catalán.