A FEDERICO GARCIA LORCA
En el centenario de su nacimiento

Federico García Lorca fue la primera poesía que recibí, la primera magia escrita en su Poema del Cante Jondo. Puede parecer paradójico el hecho de que yo conozca antes la poesía de habla castellana que la de los otros poetas, pero las circunstancias de la Guerra Civil, con la ruptura y persecución de nuestra lengua, y el hecho concreto de la procedencia familiar, menestral y campesina -no conectada con la burguesía cultural-, determinó la orfandad en una gran parte de nuestra sociedad. Así, en cierto modo nos podemos explicar aquellos años de dureza y represión.

Desde el primer momento, Lorca me impresionó mucho, incluso con influencias muy directos. Pienso que la poesía siempre está próxima a la pintura y Lorca crea imágenes constantes que se multiplican eléctricamente. Sensuales, vitalistas, trágicas. Pleno de palabras y voces arqueológicos.

Estoy realmente contento de hacer esta exposición en este Espacio de Agramunt, tierras de cebadas y trigos, próximos a la siega de los campos dorados, caminos y aceras verdes con el estallido rojo de las amapolas, anunciando en este verano el homenaje centenario a uno de los poetas más cercanos a los hombres ya la tierra.

En esta exposición presento los primeros grabados al aguafuerte que hice en 1951 y que precisamente son sobre poemas de García Lorca.

Aunque sé que el duende no es una cuestión de voluntad, espero que en el Espai de Agramunt el duende haga acto de presencia el día 31 de mayo. Sin voluntad pero si con mucha ilusión haré lo posible para que nunca nos abandone y se sienta prisionero.

Ni los tópicos ni el lorquisme, ni el folclorismo no han mermado nunca el cosmos lorquiano.

Guinovart, Mayo 1.998