Siempre el árbol es el mismo, la fuente es la misma. Pienso que los artistas en todos sus diferentes lenguajes son ramas y ríos de la misma madre.

Desde siempre los poetas, como los músicos, me han seducido, han potenciado mi campo expresivo. Un campo amplio, abierto desde los sutiles lirismos a las expresiones rupturistas, brutalistes, improvisadas, humanizadas y alejadas del panfletismo.

Entre los años sesenta y setenta hice los primeros trabajos sobre "Las decapitaciones" de Joan Oliver y también los decorados de la obra de teatro "Lo que tal vez ocurrió".

Esta exposición de hoy es el resumen o el momento expresivo de mi actitud, alternancia constante de mi trayectoria, necesidad de conjugar forma y contenido.

Tenemos la urgencia de recuperar humanismos.

"Retablo de un tiempo mutilado". Sobre esta frase de Pere Quart se apoya esta exposición. Parte de este siglo ha sido un gran tiempo mutilado, un gran vacío ha invadido una sociedad que se consumo consumiendo. He pretendido hacer un gran retablo coherente con mi pensamiento y sentimiento.

Este friso vivencial, testimonial de nuestro momento histórico debe ser transferido por el lenguaje plástico que en definitiva es lo trascendente.

La pintura, por ortodoxia o no, es la complicidad, es la mirada, la tercera mirada que nos acerca a descubrir el misterio. Mirar, no debe cansarse, mirar. Tocar, tocar la luz, la materia, el color, el juego y la tragedia humana.

Josep Guinovart
Junio ​​de 2000