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Pot passar. Guinovart,portes, finestres i altres

Josep Guinovart.

«Las ventanas siempre me han interesado
porque son paisajes entre el exterior y el interior. »
Henri Matisse

Henri Matisse fue uno de los artistas que Josep Guinovart descubrió en su estancia en París, una estancia que fue un punto de inflexión en su trayectoria artística: su visión del mundo, su estilo y su devenir quedaron influenciados por siempre. Los tres meses en la capital francesa fueron un cóctel de conocimiento y vivencias.

Estas puertas y ventanas -abiertas y cerradas- serán una constante en la obra del artista. «Puede pasar» ha reunido diferentes piezas que tienen estos dos elementos presentes para reflexionar sobre el porqué de la presencia de esta madera con bisagras que permite entrar, salir y conectar espacios y situaciones.

Tantas puertas y ventanas han puesto sobre la mesa la importancia de la producción de arte objetual de Guinovart. Es así como, sin querer tomar mucho protagonismo, un baúl y un cabezal de la cama se suman a la muestra para subrayar, una vez más, la trayectoria pluridisciplinar del artista. Cualquier estímulo, ya fuera material o experiencial, servía para la creación de en Guino.

En cuanto al ámbito matérico, tal como se dice en el libro Grandes genios del arte en Cataluña, «Guinovart había utilizado marcos, puertas y ventanas desde principios de la década de los sesenta, para dar sensación espacial a la composición. A mediados de la década, comienza a utilizar estos objetos como elementos semánticos del cuadro. Si antes observábamos su interés para insertarlos como elemento compositivo, ahora se convertirán en el mismo soporte de la obra ». El collage, siempre presente, le permitía huir de la superficie plana y la acercaba a la construcción volumétrica.

Conceptualmente, las lecturas pueden ser diversas. Las puertas que se abren caminan hacia lo de convertirse, hacia el futuro. Sólo saber que algo ha de venir permite trabajar para avanzar. Es el mismo significado que nos aporta el huevo o la semilla, símbolos constantes en la producción guinovartiana; junto con puertas y ventanas, son elementos que miran hacia el futuro, llevan la curiosidad y la fuerza para que el ciclo no se detenga.

Sin embargo, las ventanas (y puertas) no miran sólo en el exterior; como decía Matisse, hay aberturas que conectan con el interior, se forman sinergias. Así lo hace Puerta del 36, en que la Guerra Civil es representada entre el azul del mar: las cintas de pintor protegiendo los cristales para que no se agrieten con las vibraciones de los bombardeos; los círculos rojos que son calaveras que representan la muerte, al igual que los barcos invertidos, es decir, marineros ahogados en el mar. También hay puertas musicadas: Homenaje a Bessy Smith, la apertura hacia la música, que permite adentrarse hacia el paisaje interior y personal. Y así podríamos hacer una enumeración explicada de cada una de las piezas que componen la muestra, pero todas representan una misma idea:

Aperturas que hacen de lienzo para no cerrar ninguna opción de seguir avanzando, para convertirse y que todo pueda pasar.

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