26 de abril de 1937, 16.30 h; era un día de mercado en Guernica. La Legión Cóndor atacó este pueblo situado en la provincia de Vizcaya. Los objetivos eran un puente y una fábrica de armas. Ambos puntos no sufrieron daños, pero el pueblo se incendió durante veintidós cuatro horas; tres cuartas partes de los edificios fueron destruidos y aún no se sabe estimar el número de muertes que todo esto provocó.

Casi un año más tarde, el 5 de abril de 1938, Agramunt también fue atacado. El objetivo era el material de guerra que los republicanos guardaban para hacer frente a los nacionales, que avanzaban por el Segre. Diecinueve personas murieron ese día, un número elevado, lo que provocó la construcción de diferentes refugios antiaéreos por todo el pueblo.

Josep Guinovart tenía diez años cuando sus padres lo llevaron de Barcelona en Agramunt, huyendo del hambre que la Guerra Civil provocaba. El 5 de abril vivió este hecho histórico que lo marcó de por vida, y así lo fue plasmando en su obra.

En 1937, entre los dos bombardeos, Pablo Picasso pintó su visión de los hechos de Guernica. La obra representó la Segunda República Española en la Exposición Universal de París del mismo año. Esta obra de arte, al igual que su autor, se convierte en un referente para Guinovart, lo que expresó en su producción artística. Creó piezas que hacen referencia a la obra, tanto en el aspecto formal como en el temático: Evasión del casón del Retiro o El entierro del Guernica II son ejemplos. Las formas cubistas, plenamente expresivas, son adoptadas para denunciar las brutalidades de las guerras, tanto la civil que él vivió, como, años más tarde, la de Irak (2003 a 2011). Esta última la denunció
con la serie «El pentágono: traición a la geometría», como podemos ver en El pentágono I o El pentágono y el museo III.

En "Cuando hablan las cenizas" la denuncia de la guerra se apodera del espacio, y recuerda los bombardeos de Guernica y Agramunt. Hechos históricos inolvidables, expresados ​​en el lenguaje del Guernica de Picasso.

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