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Jose Bonell

El gran banquete

Jose Bonell (Barcelona, 1989) es un pintor de historias que no podemos contar. Para atacar sus cuadros, más allá de pensar en imágenes, recorre a sensaciones –miedos, misterios, angustias– y las afila para darles luego forma de objetos y escenarios donde transcurren historias. Esas historias, sin embargo, no pueden narrarse, tan solo intuirse. Como espectadores reconocemos espacios que nos son cotidianos, aunque algo no nos encaja: presentimos una trampa; estamos en tensión porque la ventana que se abre ante nosotros es insuficiente, demasiado pequeña, y no podemos adivinar el desenlace. Imaginamos personas que fluctúan fuera de los márgenes de la tela, como una organización secreta, pero, ¿qué hacéis que no os vemos? De vez en cuando, entran en nuestro ángulo de visión un brazo, unas piernas, pero no nos bastan para contarnos el cuento entero y nos vemos obligados a volver al principio, a desandar el camino y a impactar de nuevo contra aquellas sensaciones –miedo, misterios, angustias– previas a las imágenes. 

En la exposición encontramos distintas escenas: la entrada de una casa con una gran fuente de donde mana sangre, una linterna encendida dentro de una habitación oscura o un gran banquete sin comensales. ¿Estáis todos fuera de los límites del cuadro a punto de entrar a escena o no llegaréis nunca? Artistas como Gertrude Abercrombie, Henni Alftan o Guillermo Kuitca, como Bonell, comparten el gusto por los escenarios ambiguos y llenos de incógnita. También la artista Amèlia Riera (Barcelona, 1928–2019) no se cansó de poner mesas en sus pinturas, y los invitados, que no llegaban. Como un pequeño homenaje que sirva para explorar las vías en común entre Riera y Bonell, la exposición empieza con el Tríptic del demà (1988), una pintura de Amèlia Riera donde el ambiente se mantiene con una densidad luminosa cargada de silencios frágiles susceptibles al mínimo rasgón sonoro. Imagino la historia del arte como un mapa lleno de caminos que se entrecruzan, se ensanchan y se estrechan, y todos los pintores pasean por él a la vez, los vivos y los muertos, y ponen mesas y preparan banquetes espléndidos en los que, de momento y aún no sabemos por qué, no se sienta nadie. 

Mercè Vila Rigat 
Comisaria de la exposición 

-catorze.cat